¿El ABP y la tecnología como el futuro de las prácticas educativas?


El aprendizaje basado en proyectos, como su nombre lo indica, es una forma de aprendizaje basada en la elaboración de proyectos, caracterizado por involucrar a los estudiantes en problemáticas relacionadas con el entorno que los rodea; esto los hace protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta metodología es transversal a distintas disciplinas por lo que, cuando los discentes se enfrenten a diferentes desafíos durante el trayecto, estos pueden responder con herramientas de distintas áreas, siendo estas útiles también para la vida extraescolar, ya que esta metodología se relaciona con aspectos que van más allá del colegio. También potencia capacidades sociales, críticas y autónomas (entre otras), claves para el perfil de los estudiante y cuyo desarrollo será evaluado a lo largo del proceso, a diferencia de otras modalidades donde el foco está puesto únicamente en los resultados finales.


Para ser llevado a cabo es necesario definir instancias dentro del proceso que van a ser las que le den forma al proyecto. Entre ellas se encuentra elegir un tema que les genere interés y que impulse su creatividad, de forma que lo que estén haciendo no les parezca una actividad aburrida de colegio, sino más bien una propuesta innovadora, ligada a cuestiones que los atraen e incentivan a investigar.

Infografía. Fuente: Aprendizaje basado en proyectos.

Los estudiantes tienen los objetivos claros desde el principio, de esta forma pueden organizarse para enfocarse en ellos, sean estos a corto o largo plazo.
Para que esta metodología avance es muy importante que el docente respete el papel del estudiante como sujeto activo, y para ello este, lejos de cumplir un rol de carácter expositivo, actúa como facilitador, brindando herramientas para que el proyecto prospere.


Me interesa cómo pueda aplicarse en un contexto donde los estudiantes tengan fácil acceso a herramientas tecnológicas dentro de las aulas, de forma que se transformen en espacios de intercambio de información digital. Considero que, al menos desde mi experiencia como estudiante en la secundaria, era bastante ineficiente tener que transportar la información en papel teniendo que sacar fotocopias; o que se conversen diversas cuestiones en la clase que recién podían ser consultadas o buscadas al llegar a casa ya que no contábamos con Wi-Fi para hacerlas; o tener que anotar todo el grupo las respuestas a las actividades ya que no se disponía de tecnologías como los documentos compartidos.
Teniendo en cuenta las grandes deficiencias tecnológicas con las que cuentan tanto las instituciones educativas como los estudiantes/docente, y también las deficiencias en el uso de las tecnologías, esto solo lo veo como un futuro no muy cercano, y es por ello que me da curiosidad cómo es que se van a desenvolver metodologías como el ABP bajo estos contextos.
Retomando las etapas del ABP expuestas en la segunda imagen, las tecnologías dejan al alcance de las personas una inmensidad de conocimientos de diferentes ramas que pueden incentivar la curiosidad y facilitar la aparición de los intereses de los estudiantes. También brinda una vasta cantidad de información para investigar que, además de permitir el desarrollo de la autonomía, tiene que ser seleccionada de forma crítica. Facilita la comunicación (ya sea con redes sociales o documentos compartidos) y la organización (con herramientas como calendarios, formularios u organizadores de tareas). Por último, es clave a la hora de realizar una presentación que sea atractiva y que pueda ser difundida con extrema facilidad por medio de diversas plataformas y a personas de cualquier edad o lugar.
Por último, considero que para progresar es indispensable contar con herramientas tecnológicas que complementen las competencias humanas, para así obtener lo mejor de ambos, ya que son la llave de un nuevo sistema educativo donde metodologías como el ABP, u otras como el aula invertida, puedan prosperar.

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